SAN LA MUERTE
Comunidad de Seguidores y Adoradores de San la Muerte en Argentina y España
El culto al “Santito Esqueleto” como cariñosamente lo llamamos, se remonta a la época en la cual el gaucho, para perdurar en una topografía tan agreste como la del Litoral Argentino, se veía desprotegido en la inmensidad de la selva, y de los campos.
El pueblerino no se quedaba atrás en pedirle protección a su “Santito”.
El culto comienza junto a la leyenda, ésta por las mentas de los “gauchos alzados” o por los parroquianos de las “bailantas” en donde no faltaba oportunidad de poder demostrar el arte del manejo del facón o del cutillo.
Se decía que quien llevara el amuleto de San La Muerte, era invencible y no había filo de ningún arma blanca que le llegara, ni plomo de arma de fuego que lo tocaría. Además ponían al santo al tanto de cada partida de juego que hubiese, pidiéndole la gracia de salir ganador de la partida sobre todo si este era por dinero. No perdían oportunidad de pedirle si alguna de las muchachas les gustaba, para que éste se las acercara. Los pedidos eran y son diversos, a pesar que en Corrientes hay un santo popular al que le piden todos los favores referidos al amor.
San Alejo, también estás los que le piden a San La Muerte sobre cuestiones amorosas, le piden por problemas de salud; para protección de la casa; de las personas; de los niños; por problemas de trabajo; de dinero; para “alejar algún daño” para el “ojeo” de personas, campos y de animales también, es común ver un animal que tiene poco tiempo de haber nacido con una cinta roja en el cuello, para que “corte el ojeo”.
También le piden que aleje a las personas que no son convenientes para quien lleva el amuleto; para encontrar objetos o perdonas perdidas; para que los ladrones devuelvan lo robado; para salir airoso de una pelea; etc. Es decir están los que le hacen pedidos específicos y están los que le piden todo tipo de gracia, incluso le piden la muerte para algún enemigo, que si es el tiempo que ya tiene que morir, hace que el enemigo se vaya secando hasta morir.
Hay dos tipos de culto, uno personal y otro público. Si es personal le rezan sus oraciones al santo los días martes y viernes. Le prenden velas de color rojas o de color blanco y negro.
Si es para el bien está acompañado de algún crucifijo y en algunos casos la imagen del santo está acompañada por otra de Santa Catalina.
Si a San La Muerte también le hacen algún pedido en donde está el mal para una persona, éste está totalmente negro y oculto de la vista de los extraños, solo el dueño lo “atiende”. Si otra persona lo ve, perderá su fuerza milagrera.
Cuando el santo es de culto público, este tiene su altar de la casa o en un ambiente o cuarto destinado para él solo. Su altar siempre está adornado con claveles rojos que le dejan las personas que le piden favores. En estos casos, cuando es de culto público, le encienden velas de color rojas, de color blanco-negro, o simplemente de color blanco. Otras personas le prenden velas de color amarillo-negro.
A San la Muerte, cuando se le hacen pedidos de favores tener presente si se puede cumplir con lo prometido y después de cumplido el pedido, llevarle o cumplir con la promesa.
Cuando el “Santito” es para uso de una casa, y se tiene para que le abra los caminos, proteger a los integrantes de una familia; para proteger la vivienda de posibles ladrones; o del “ojeo” malintencionado de otras personas, basta simplemente tener una imagen de San La Muerte vestido con un manto negro, sobre un paño de color negro.
Cuando es para el mal; la imagen de San La Muerte, es de uso personal y está oculto de la vista de uso personal y está oculto de la vista de otras personas, únicamente lo ve su dueño para que este no pierda su fuerza. A este le prenden velas únicamente negras o rojas.
Cuando es para el bien los pedidos se le hacen una vez que cae el sol o sea al atardecer hasta antes de las doce de la noche.
Cuando al pedido que le efectúa es para el mal, se le hace después de las doce de la noche.
Al igual que otros santos populares del litoral, que se han ido paganizando. San La Muerte tiene el influjo de la cultura afro-brasileña. Por eso al santo se lo relaciona con el Exu, entidad culturada con el Candoblé, y el Umbanda. Con el correr de los tiempos, se fue mixturando el culto, en el Brasil o en la costa del río Uruguay, lindera con Brasil.
San La Muerte tuvo su mayor influencia de la cultura del país vecino, lo mismo ocurrió con el Exú del Brasil que recibió la influencia del culto al “Santito”.
No se sabe cuál es el principio, quien influenció a quien. De esta mixtura salió que San la Muerte también, en algunos casos, recibe comidas como el Exú cuando se le hace algún pedido, se lo venera, o se le agradece el favor recibido.
Las comidas pueden ser, por ejemplo:
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Antes de las doce de la noche, se le ofrenda costillas de cerdo asada; cebolla en rodilla cruda; poroto negro hervido y condimentado con ajo, perejil, y ají molido: postres borrachos es decir todo de tortas embebidas con bebidas alcohólicas: caramelos de chocolate; almendras; nueces; castaña asada; grapa.
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Después de las doce de la noche se le ofrece; costillas de cerdo cruda; cebolla en rodilla saltada; batata asada; zapallo asado; tomate en rodajas; postres borrachos; higos secos; frutillas con crema; merengue; uvas; melón; y whisky .
En todos los casos por cada plato de comida que se ofrece, hay que poner un plato con un kilogramo de azúcar.
Volviendo a lo popular, originario del litoral argentino, a San La Muerte se le ofrece flores silvestres o claveles rojos (siete).
Tradicionalmente cuando llega cada 20 de agosto las casas que tiene la imagen del Santito de culto público, se llena de devotos del santo que le vienen a agradecer al santo los favores recibidos durante todo el año, o simplemente lo vienen venerar, diciéndole aquí estamos.
Como dice Ertivio Acosta en una nota aparecida en un periódico del lugar”… lo cierto es lo que se ve y los grandes santuarios públicos cada vez tienen mayor cantidad de devotos. Los regalos se multiplican en pago sus favores.
De todas las maneras el santito es para hacer el bien e interceder con Dios…”
Esa fecha de llena de gente, se forman bailes, bailantas, los chamameseros se van turnando para cantar sus canciones y no dejar “el velorio” sin música. La comida no falta, todos los gastos corren por cuenta del Santito que ese día se hace cargo de todos los gastos que ocasiona recibir las “visitas”, el dinero sale de las arcas que durante todo el año los promeseros le van dejando.
En otras ocasiones algún devoto o por alguna promesa hecha a San La Muerte aporta la comida o parte de ella para que la visita pueda estar a gusto y el “santito esqueleto” quede contento.
Algunos “Velorios” comienzan al medio día y duran hasta la salida del sol del día siguiente. Durante toda la reunión los devotos y promeseros que le van trayendo ofrendas.
Se realiza la procesión del santo por las calles del lugar, acompañadas de “bastoneros, rezadores y lloronas” de San la Muerte. Devuelta al templo ya el asado con cuero está a punto, los músicos acompañan el “velorio”. Cientos de velas arden cerca de la imagen del Santito. Las flores adornan su altar.
Por tradición, en el velorio, las lloronas honran al santo con sus lamentos, mientras elevan oraciones como el Ave María o el Padre Nuestro alternado con las invocaciones populares para alcanzar la gracia que los fieles solicitan.